Reacciones

Tengo miedo, más específicamente, te tengo miedo, pues en antaño cada uno de tus actos, aun cuando tu no lo supieses del todo, provocaron profundas heridas a lo largo de mi cuerpo. Tomé distancia, quizás demasiada, pues sólo así, retrayéndome sobre mí, refugiado en mi coraza y dejando de lado mi propio flagelo, pude mantenerme en pie hasta ahora.
No encuentro como asirme. Después de admirar como los planos del porvenir caían en el cesto de basura aplastados por la incertidumbre y el vacío que propiciaste, y que mas tarde alimenté de propia mano, todo quedó entre paréntesis (tu besos, tus abrazos, tus fugaces caricias), todo parecía ser una sarta de fantasmas intermitentes , que si bien podía augurar mejores climas, también era muy posible que desaparecieran, como un vaho ficticio de la imaginación, derrumbándome de nuevo. Aun hoy siento que todo sigue pendiendo de nada.
Hace tiempo tú pasaste por lo mismo, en aquel entonces me pediste tiempo para recobrar la confianza en ti, la fe en nosotros, ahora te pido lo mismo.
¿¡Ahora, después de todo, me preguntas si es bueno esto que hacemos!?