lunes, marzo 20

Dos


Dos pájaros se pueden matar de un sólo tiro. Según la geometría euclidiana existe una única línea recta que permitiría pasar una bala por ambos pájaros, pero esto sería despreciar la maravilla del tiro parabólico. Deben existir seguramente un numero infinito de parábolas que crucen por dos puntos dados. Que alguien enferme en dos ocasiones en un periodo de dos semanas, seguramente también es una posibilidad de posibilidades infinitas, pero esto sería despreciar la maravillosa suposición de nuestra propia finitud. De cualquier forma, me encanta pensar que la presunción de poder precisar dos puntos dados en el espacio no es más que una perogrullada de los matemáticos. ¿Cómo apuntar algo adimensional? ¿Cómo pasar por un punto? Sé que únicamente es una formalidad matemática excéntrica, pero que, no dudo, muchos de nosotros hemos deseado, e incluso fanfarroneado haber logrado [ya no una, sino un par de veces.] ¿Adónde va esto?

Seguramente dos pájaros no pueden matar a un hombre de un solo picotazo, no cuando menos en ésta era biológica. Sin embargo, la fuerza numérica (y no la fuerza del numero que tanto han intentado imponer los matemáticos), siempre viene en ayuda de los menos que son más. Ciertamente una centena de aves bien podrían matar a un hombre, si nuestra insípida especie estuviese dentro de su dieta habitual [pesadilla de Hitchcock y otros varios.] Una cantidad extraordinaria de bacterias, en cambio, si pueden, y quieren, matarnos, pues en el menú de las especies, curiosamente, les resultamos apetitosos, pues no somos solamente platillo sino también mesa y hostería. Pero ¿cómo distinguir al comensal de su comida? ¿Hay manera? Dada la imposibilidad de diferenciar entre las raíces y la tierra, no me queda más que admitir lacónicamente, guiado por un razonamiento aristotélico, que no somos más que nuestras propias enfermedades, cuando menos materialmente.

Dejar vivir una parvada es más sencillo. No requiere de artimañas.